Editorial Suma
Sinopsis:
La novela definitiva de David B. Gil mezcla viajes e investigación criminal con aventuras de batallas y espadas en el Japón feudal.
Un hombre de fe obligado a desentrañar los más terribles crímenes, un joven samurái erigido en su protector, un viaje a través de un país castigado por siglos de guerra.
Toledo, 1579. El padre Martín Ayala recibe la inesperada encomienda de regresar a Japón -el país donde se formó como sacerdote y misionero- diez años después de ser apartado de la misión por su relación ilícita con una joven japonesa. Alguien está asesinando con ritual crueldad a los padres cristianos en dichas costas. Ayala, considerado el máximo conocedor del idioma y las costumbres niponas en el seno de la Iglesia, deberá desentrañar las razones que se ocultan tras estas muertes.
Japón, año 7 de la Era Tenshô. Kudô Kenjirô, hijo de un samurái rural, es elegido para una ingrata labor: proteger a un extranjero llegado con la intención de investigar unos crímenes inciertos. Kenjirô pronto descubrirá que fuerzas extrañas conspiran para que el visitante no lleve a buen puerto sus pesquisas. Juntos recorrerán un Japón devastado por la guerra y emponzoñado por las conspiraciones. A medida que el jesuita se reencuentra con su pasado, el curso de la investigación se desvelará fundamental no solo para la pervivencia de la cristiandad, sino para el propio futuro del país.
Desde que leí "El guerrero a la sombra del cerezo" estaba deseando que el autor volviera a internarse en el género de la novela histórica ambientada en el Japón feudal, David B. Gil es un apasionado de esta época y su interés se transmite en su obra. No me ha impactado tanto como la primera , pero la he disfrutado mucho,Conjuga acción y reflexión, entretiene y te hace pensar. Esta vez, contrapone la mentalidad occidental de un religioso jesuita con la espiritualidad de un samurai en un choque con puntos de encuentro memorables. Mientras tanto, todo un devenir histórico es retratado descubriendo su refinamiento y la crueldad de un período en el que la guerra era una constante y la lealtad una palabra con unas implicaciones imperiosas e ineludibles.
